OPINIÓN: «LA RECETA»

“En el esquí náutico chileno se trabaja en serio, y es por eso que las medallas caen de maduras. En este deporte no hay obsesión por el triunfo. Hay convencimiento”

Cuando los medios televisivos chilenos bajaban la cortina tras la eliminación del seleccionado de fútbol en la Copa América y giraban los satélites y sus desopilantes despachos hacia Cataluña para cubrir y recubrir la llegada de Alexis Sánchez al Barcelona, Toti Miranda en Rusia le daba a Chile uno de los mayores logros deportivos del año.

Como viene ocurriendo cada vez con mayor frecuencia en el último tiempo, un deportista amateur chileno se abría camino entre atletas profesionales y a punta de talento y trabajo lograba una medalla de bronce en el hasta ahora inalcanzable podio de los campeonatos adultos.

En este escenario especial que nos encontramos –inundado de mensajes periodísticos y publicitarios que le instan al público a soñar con que “esta vez sí ganamos la Copa”- es bueno y sano repasar algunos datos para descubrir por qué a Toti Miranda sí le resulta y tras un largo proceso preparatorio no vuelve a Chile con las manos vacías, algo ya habitual, como sabemos, en el deporte del balón.

Vamos por parte:

1.- Trabajo: Los hermanos Rodrigo y Felipe Miranda entrenaron todo el verano pensando en el Mundial y prosiguieron con su preparación en Estados Unidos a partir de abril. En este último tiempo compitieron en más de cinco torneos internacionales donde enfrentaron a los mejores del mundo.

2.- Exigencia: El hecho de decir “estamos entrenando” no es razón suficiente para describir la preparación. A Estados Unidos viajaron con metas de rendimiento y a Toti en Rusia se le cumplieron casi todas. Él llegó saltando sobre los 65 metros y en el Mundial hizo 66, lo que le valió la presea de bronce.

3.- Arrojo: Cuando hay una medalla al frente, los Miranda no reparan en daños y se aferran al manillar con la idea de ir por la gloria, aun cuando esto les signifique una lesión de cuidado. Pipe, en el Panamericano del 2008 en Colombia saltó fracturado y sólo se dio cuenta cuando le diagnosticaron la lesión a su arribo a Santiago.

4.- Mentalidad: La presión es un tema que vienen trabajando desde hace muchos años los hermanos Miranda. A algunos rasgos genéticos le han sumado la ayuda profesional y con el tiempo han comenzado a marcar diferencias. Toti y Pipe son un par de muchachos muy amables fuera del agua, pero en competencia es mejor no acercarse al muelle. Ambos afirman que “una mínima ventaja debe ser aprovechada al máximo y para eso hay que estar muy metido en el torneo”.

5.- Humildad: Los Miranda son tipos cordiales. Es común verlos manejar la lancha a muchachos inexpertos en el lago Los Morros y detener su andar para dar un consejo. En la previa a los torneos internacionales no acostumbran a dar declaraciones rimbombantes, pese a que en varios eventos suenan como fijos candidatos. Desde pequeños han entendido que en esto se gana y se pierde y quizá por esa razón que el brillo de las medallas jamás los han encandilado.

Lo más probable es que al leer estas cinco virtudes usted haya hecho el inevitable ejercicio de comparar. Y aunque se diga que éstas son siempre odiosas, no está demás poner en evidencia lo que muchos desconocen o simplemente no quieren ver. En el esquí náutico chileno se trabaja en serio, y es por eso que las medallas caen de maduras. En este deporte no hay obsesión por el triunfo. Hay convencimiento. En el esquí las medallas no son el fin sino un medio para medir el crecimiento, pues estos muchachos jamás han sentido que han tocado techo.

Los Miranda son deportistas de lujo y sus triunfos solo son el reflejo de un trabajo metódico y apasionado. Lo digo, por si alguien quiere aprender la receta…

Cristián León Acevedo, TopComunicaciones